Desvirgandome

"Vaya, creo que he perdido el virgo…" Le susurro entre risas y sudores la satisfecha adolescente mientras le miraba con ojos cómplices y enamorados, con la ternura mas infinita…. El vaho del placer, los ecos de los gemidos aun retumbando contra los cristales, y sus últimas convulsiones femeninas aun latentes fusionándose con el resultado del clímax común, dan rienda suelta a sus quimeras…  En ese mismo momento fue cuando su infantil pensamiento, se dio cuenta de cuantos latidos iba dejando sin tic tac por el camino, cuantos relojes habían dejado de marcar la hora para él, y lo que más pena le daba, cuantas abrazos por recibir, cuantas miradas, cuantos consejos...

Aquel asiento de atrás, cama premeditada de coitos juveniles, se lleno de recuerdos. Se transformó en la increíble y cálida nube de sus mejores anhelos. Todo, absolutamente todo, empezó a recordarme los mejores momentos que había pasado con ellos. Cuantas alegrías juntos...¡¡¡Cuantas decepciones!!! Que de sufrimiento injusto hemos tenido que soportar durante estos pocos años. "Si, son 32 y 34 años" se dijo en voz baja… pero joder, que cortitos...

¿Donde irán las ganas de deciros todo lo que significáis para mí?
¿Donde se apagan las ansias por un nuevo abrazo?
¿Hay alguien en el cielo que con un marcador electrónico va digitalizando, como si de entradas en un blog se tratará, cada lágrima vertida para luego recompensármelo en el mas allá con el mismo número de abrazos?
¿Cómo volver a sentir vuestra ternura?

La más sutil mezcla de la gota de sudor de su frente y sus labios sobre la comisura de su boca imberbe, le llevo a despertar sobre esa mirada.... Bendita mirada!!! Le había transportado a lo más profundo de su corazón, en un viaje a  miles de sentimientos y pensamientos ocultos tras esa sonrisa. La misma sonrisa que ejerce de muralla contra todos los problemas, la que ahora le devolvía a ella, en modo de agradecimiento...
"Mi niña, estoy deseando volver a sentirme dentro de ti y fundirnos como si fuéramos uno....”